Pero a veces tampoco es suficiente
dar lustre a la noche
para ver en los reversos de la luz,
hablar de los fragmentos
desde una hendija,
tragar el hilván
de lo que va descosiéndonos.
A veces tampoco
hay más cera de la que arde
en los labios de la memoria
y qué besos
a una colección de muecas
furtivas y basta
entonces solo
querer saber lo que saben
juntar las sombras.
Pero a veces tampoco es suficiente…

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