Escribí ‘rouge allure’, hoy
deseo borrarlo,
desprenderme de la poesía.
Encajar sin artificio
la imposibilidad que nos define,
abrazarnos
en la versión sencilla de la piel
y todo lo distinto.
Acompaño el poema de esta versión torpe, atropellada y libre de Reír y llorar porque, musicalmente hablando, siempre me pareció éste de Kiko uno de los abrazos más sencillos y bonitos que escuché. Porque ha quedado hoy buena tarde para coger la guitarra y jugar a la música.